Me olvidé de decir ayer que en nuestro riad, que tiene hasta el detalle de acompañar las tumbonas de sombreros de paja para sus clientes hace las clásicas advertencias sobre horas de check in y check out o prohibición de bebidas alcohólicas y termina con una un tanto peculiar: advierte que la pederastia es un grave delito en Marruecos que puede traer funestas consecuencias a quienes la practiquen.
Tras desayunar nos hemos dirigido a la famosa plaza Djemaa El-Fna a través de los aglomerados zocos (y eso que hoy, viernes, era festivo y se suponía había menos actividad comercial) en los que los precios oscilaban de forma enloquecida y a tenor del indispensable regateo.
La plaza en sí es bastante sucia y sus serpientes monos y equilibristas no resultan especialmente atractivos. Al menos de día.
Hemos comido muy bien y barato en el Café Berbère cercano a la plaza para después tomar en el Café del Gran Balcon de esta un té a la menta y un cremoso capuchino. Más zocos, paseo por la encantador plaza de las Especies y visita a la bellísima Madraza de Alí Ben Youssef y el Museo de Marrakech, pobre de contenido pero mágico de ambiente y espacio interior.
Mañana visitaremos la Ville Nouvelle.
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Clara sesteando en el riad con el sombrero de paja. |
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¿Un guerrero tuareg? No: Jorge engañado por un vendedor del zoco. |
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Clara dispuesta a comer en el Café Berbère. |
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