Bueno, lo de otoño es un decir pues hace un calor agobiante. Y no, no he acertado en la ropa. Dejando aparte que anoche creí haber preparado un pantalón -de lana, ay- y de color gris aunque a la luz de París he comprobado que era verde (qué moderno, con camisa azul, casi parezco Joaquín Torres) y tenía un bajo totalmente descosido; la americana era también de lana y la he tenido que llevar todo el día al brazo.
Hemos salido con una hora de retraso por niebla en el aeropuerto Charles de Gaulle pero el resto del viaje se ha desarrollado sin contratiempo.
Tras dejar las maletas en el hotel de Buci (muy mono, en el Quartier Latin) hemos ido al Musée Galliera a ver una exposición sobre la moda francesa en los 50. Bonitos vestidos, algo 'fripés'.
Comemos en una brasserie cercana al museo, en la terraza, entre sol y sombra.
Metro a la Bastille y paseo por el Marais y por Saint Germain, con visita a la boutique y librería del Pompidou. Unos lavabos simplemente repugnantes. Descanso en el hotel y cena en Lipp, con clientela más bien sexagenaria. Excelente ensalada de cangrejo; el pollo, flojito.
Este viaje de padre e hija va a ser breve. El viernes volvemos a Barcelona.
Bueno, no consigo insertar ninguna foto. Sorry...
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